Había una vez, y dos son tres, una niña llamada María que quería ser chef.
Siempre intentaba cocinar algo pero todo se le quemaba o se quedaba crudo.
Un día su padre le dijo: -No te rindas sigue intentando.- Ella dijo: -Sí papá, yo sé que puedo.- Y todos los días practicaba y practicaba. Al siguiente sábado, muy temprano, cuando sus padres se levantaron Maria les preguntó sonriendo hermosamente -¿Cómo quieren sus huevos?- Sus padres la miraron asombrados. Luego cada uno le dijo cómo querían sus huevos y María alegremente los preparó. Finalmente, el padre satisfecho de su desayuno le dijo: -¡Muy bien Maria!- Y la abrazó. Colorín colorado este cuento se ha acabado.